Inteligencia Competitiva: Separación ¿Funcional o Estructural?
Un insumo esencial para la provisión de servicios de telecomunicaciones fijas, especialmente el de banda ancha fija, son las redes de acceso local, cuya extensión determinará la cobertura y disponibilidad de estos servicios.
A partir de ello, autoridades alrededor del mundo han determinado la desagregación de la red local del operador incumbente/dominante/preponderante para que sus competidores tengan acceso a esos recursos de infraestructura, vía su arrendamiento, con el objetivo de nivelar las condiciones de juego y reducir las barreras a la entrada y despliegue de redes.
Este mecanismo regulatorio, de ser implementado y cumplido con efectividad, es considerado, junto con la regulación de tarifas de interconexión, piedra angular de la gestación de competencia efectiva en telecomunicaciones.
En México, ante el incumplimiento, incapacidad e ineficacia que mostró la medida para alcanzar su cometido, se dispuso, en la primera revisión de la eficacia de la regulación asimétrica de preponderancia, la separación funcional de la empresa de servicios fijos del preponderante América Móvil (Telmex-Telnor). Esto último, para dar surgimiento a sus divisiones mayorista (provisión de acceso a la red local y servicios mayoristas a competidores) y minorista (provisión del servicio a usuarios finales).
Separación Contable y Funcional
Una de las principales dificultades que tiene lugar en la aplicación de la desagregación de la red local consiste en los limitados incentivos que tiene el operador incumbente/dominante/preponderante, para dotar de acceso a sus recursos de infraestructura a sus competidores.
Es por ello que las autoridades de competencia sectorial han impuesto medidas como la separación contable, funcional o incluso estructural como mecanismo para prevenir o impedir la discriminación en el acceso a recursos esenciales.
Amerita realizar un repaso de los diferentes grados de intervención regulatoria, ante la inminente revisión que realizará el regulador mexicano a dos años de haber determinado la separación funcional, medida que continúa en ciernes de su efectiva concreción.
La separación contable, generalmente impuesta a la par de la desagregación de la red local como en el caso de México, es un mecanismo de transparencia de los costos que enfrenta el incumbente/dominante/preponderante en la dotación y mantenimiento de su red con el propósito de facilitar la fijación de precios competitivos por el acceso a su red a sus competidores.
Al no erradicar por completo la comisión de conductas discriminatorias vía precios, surge la separación funcional, remedio que consiste en la división y operación independiente de la provisión de servicios mayoristas.
Separación Estructural ante la Ineficacia de la Separación Funcional
No obstante, en casos como la separación funcional de British Telecom en Reino Unido, este grado de separación ha demostrado ser insuficiente para contar con una desagregación efectiva de la red local. Por este motivo, se procedió a una separación legal, una suerte de híbrido entre funcional y estructural que pretende dotar de autonomía en las decisiones de inversión de la entidad separada, bajo la amenaza creíble de proceder a una separación estructural de no cumplir con su objetivo.
El mayor nivel de intervención regulatoria es la separación estructural o de propiedad, que como su denominación lo indica se trata de una enajenación de la totalidad de activos de la entidad separada. Esta ha sido impuesta como medida para reducir la carga regulatoria, así como para remover de manera absoluta la persistencia de conductas discriminatorias a sus competidores en el acceso a su red local.
Ante la inconclusa, demorada e ineficaz separación funcional de la división mayorista del preponderante en México, amerita que el regulador considere, en su segunda revisión a la efectividad de la regulación asimétrica, la separación estructural. Ello, al consistir en un mecanismo acelerador, ideal y eficaz para habilitar los beneficios esperados de la medida, que aproxime de una vez por todas a las telecomunicaciones mexicanas al esquivo escenario de competencia efectiva.